La Organización Mundial de la Salud ha informado de manera enfática durante los últimos años sobre la prevalencia de las patologías oculares en el mundo. Una gran mayoría desestima los exámenes que se realizan para diagnosticar un fallo en la salud visual, sin embargo, un último ensayo científico realizado en Estados Unidos (EE UU) prueba que son imprescindibles para la preservación de la vista de las próximas generaciones.
En 2017, aproximadamente 93 millones de estadounidenses mayores de 18 años, 4 de cada 10 tenían un alto riesgo de pérdida de visión, según un nuevo estudio publicado en JAMA Ophthalmology external icon. El análisis incluyó a casi 33,000 encuestados que tenían 18 años o más en 2017 y excluyó a los adultos que eran ciegos o que, debido a una patología ocular, no podían ver.
Además, se comprobó que, de este grupo analizado, 40% no acudió a un profesional de la salud ni se realizó exámenes de la vista en el último año. Más de 8 millones, 1 de cada 11 adultos, manifestó que no podían permitírselos económicamente.
Sugerencias de la investigación
La pérdida de visión puede tener consecuencias graves para la salud, como un mayor riesgo de caídas, aislamiento social y salud reducida relacionada con la calidad de vida y el funcionamiento diario.
Además, algunas enfermedades oculares comunes, como la degeneración macular relacionada con la edad, la retinopatía diabética y el glaucoma, pueden provocar una grave pérdida de visión.
A través de estos resultados, los investigadores sugieren mejoras en el cuidado de los ojos y opciones asequibles para que la población pueda adquirir gafas y, de esta manera, prevenir la pérdida total de la visión.
Los exámenes oculares anuales son una práctica de cuidado preventivo importante para toda la población, y más para aquellos que padecen diabetes y otras enfermedades oculares que puedan desencadenar la pérdida irreversible de la vista.