En España, el 50% de la población usa algún sistema de corrección para la visión, siendo las disfunciones más comunes, miopía, hipermetropía y astigmatismo. Estos datos fueron recabados por la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico en el ‘Libro Blanco Visión 2009, el cual apuntó además que solo el 40% acude a revisiones regulares. Conocer los síntomas de las disfunciones visuales más comunes y las diferencias entre ellas, puede, de alguna manera, ayudar a emitir por parte de los especialistas, un diagnóstico más acertado.
Aunque las tres principales tienen en común que pueden ser hereditarias, lo cierto es que, con una detección temprana se pueden aplicar medidas correctivas o, al menos, pausar un poco el avance del problema de visión.
La hipermetropía representa una dificultad para enfocar los objetos cercanos, haciéndolos parecer borrosos. Ocurre porque la imagen se enfoca detrás de la retina y no directamente sobre ella. Generalmente, el ojo de las personas con este trastorno es más corto de lo normal, o la potencia del cristalino o córnea es menor. En ocasiones, la hipermetropía puede presentarse acompañada de astigmatismo.
Todos los niños son hipermétropes al nacer (hipermetropía fisiológica), un defecto que se va corrigiendo a medida que se desarrolla el ojo, lo que se conoce como proceso de emetropización, durante el cual el ojo crece hasta llegar al estado de ojo perfecto o emetropía. Si llegada la etapa de la adolescencia no se ha corregido completamente, es probable que la hipermetropía persista de por vida, aunque sin evolución.
El astigmatismo, por su parte, es un defecto de la visión que se produce por una curvatura irregular de la córnea que hace que las imágenes se vean deformadas y su contorno se presente poco definido. Quienes sufren astigmatismo tienen varios puntos de enfoque, por ello, presentan visión borrosa a todas las distancias. En la mayoría de los casos, el astigmatismo viene acompañado de hipermetropía o miopía.
Por último, la miopía es la alteración de la visión de lejos. Quienes la padecen pueden ver sin problema los objetos que están cerca, pero los que están lejos se les muestran borrosos. Ocurre cuando el ojo es más grande en profundidad que un ojo sano o la potencia del cristalino o córnea es mayor. Al ser más largo o más potente, la luz que se enfoca en él se sitúa frente a la retina en lugar de colocarse directamente sobre ella.
El Dr. Daniel González, especialista en Oftalmología en Ophthalteam, explicó para Top Doctors España que todos estos defectos de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo) son susceptibles de corrección mediante diferentes técnicas de cirugía refractiva, ya sea cirugía refractiva láser, o mediante el implante de lentes intraoculares, que ofrecen una solución eficaz, precisa y con una buena recuperación visual.
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